Buenos días Southampton, hoy era un día muy especial, porque empezaban las aventuras por el país.
Nos levntamos tarde del cansancio y para desayunar y coger fuerzas Andy nos hizo Beicon toast increíblemente buenas, nos duchamos y sobre las 15 horas nos fuimos rumbo a Bournemouth. Pasamos por el puerto comercial de Southampton. Después fuimos por el campo a conocer el poni de Exmoo, una raza de caballo pero más pequeño, donde podías tocarlos. Pasamos por un pueblo que su padre tenía que hacer un par de recados y nosotras aprovechamos y empezamos para comprarnos fricadas de Harry Potter. Y por el camino Andy nos contaba historias y cosas sobre los pueblecitos que pasábamos. Al cabo de 1 hora llegamos a Bournemouth, una ciudad costera con un mercado navideño de película, o al menos eso decían. Fuimos a dar un paseo por la playa y el pier, se respiraba paz y tranquilidad con el murmullo del mar y el dulce remar de los saufers.
Y después pusimos rumbo al mercado, encontrándonos con la noria típica y el árbol de navidad adornado. Yo como una niña pequeña que no sabía dónde mirar de lo asombrada que estaba, seguimos el camino de los arboles de diferentes formas y colores hasta llegar al mercado. Y si, tenían razón, era de película.
Nos acercamos a un puestecito que hacían chocolates calientes y nos compramos uno con los toppings que quisiéramos y yo elegí el chocolate blanco con fresa, caramelo y nubes, y por encima te venia con nata, una galleta de jengibre y un bastón de caramelo, y para rematar Erika y yo elegimos el vaso de plástico que hacia luces. Nos vino muy bien tomarnos un chocolate caliente porque ese día hacia muchísimo frio y lloviznaba.
Volvimos a casa sobre las 22 horas, un poco cansadas pero muy contentas. Erika de estar en casa y yo de conocer ciudades muy bonitas y nuevas para mí.
Y mañana Londres, ¿Qué me deparará la ciudad del que todo el mundo habla tan bien?
Melo.
